Un estudio de Penn Medicine confirma que evitar el contagio es la mejor forma de prevenir el “long COVID” en menores
Un nuevo estudio realizado por el Perelman School of Medicine de la Universidad de Pensilvania destaca la importancia de la vacunación pediátrica como medida preventiva clave frente al “long COVID”, un síndrome que provoca síntomas persistentes semanas o meses después de la infección por COVID-19.
La investigación, publicada en The Lancet eClinicalMedicine, señala que los menores no vacunados tienen hasta 20 veces más probabilidades de desarrollar “long COVID” que sus pares vacunados. Sin embargo, el estudio aclara que esta protección no proviene de un efecto directo de la vacuna sobre el “long COVID”, sino del hecho de evitar el contagio desde el principio.
“La vacunación ha sido clave para prevenir la infección por COVID-19, lo cual es fundamental para reducir el riesgo de ‘long COVID’”, explicó Yong Chen, PhD, profesor de Bioestadística y autor principal del estudio.
El equipo analizó los expedientes médicos de casi 400,000 niños y adolescentes en Estados Unidos durante las olas de contagio provocadas por las variantes Delta (2021) y Ómicron (2022). Los hallazgos indican que, durante la ola Delta, la vacunación redujo en un 95 % la probabilidad de desarrollar “long COVID” entre adolescentes. En la etapa de Ómicron, la eficacia fue del 60 % en niños de 5 a 11 años y del 75 % en adolescentes.
El análisis también reveló que, una vez infectados, los menores vacunados tienen una probabilidad similar de desarrollar “long COVID” que los no vacunados, lo que refuerza la conclusión de que la mejor protección sigue siendo evitar la infección inicial.
Esta investigación forma parte de la iniciativa RECOVER, financiada por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), y representa uno de los esfuerzos más amplios para comprender los efectos a largo plazo del COVID-19 en poblaciones pediátricas.