Lucy Pérez, del McKinsey Health Institute, presenta datos que vinculan la desigualdad en salud femenina con pérdida económica global
Por José E. Maldonado Marrero
San Juan, Puerto Rico — Las mujeres viven más, pero no necesariamente mejor. Pasan más tiempo en mala salud que los hombres y, a pesar de representar la mitad de la población, siguen estando subrepresentadas en la investigación médica, en el diseño de productos de salud y en la asignación de inversión.
Esa fue la advertencia presentada por Lucy Pérez, socia principal y líder global del McKinsey Health Institute, durante su participación en el foro Innovate to Elevate Health 2025, celebrado el 10 de abril en San Juan.
La sesión, dedicada a la salud femenina, presentó hallazgos clave del estudio elaborado por McKinsey en colaboración con el Foro Económico Mundial. El análisis apunta a una brecha sistémica que no solo afecta la calidad de vida de las mujeres, sino que también tiene un alto costo económico global.
Una carga de salud desigual
Según el estudio, las mujeres pasan en promedio un 25% más de tiempo en mala salud que los hombres, una carga que no es marginal: más de la mitad de esos años en mala salud ocurren durante sus años productivos, lo que impacta directamente su participación en la fuerza laboral y su autonomía económica.
Las condiciones de salud femenina más comunes —como endometriosis, dolor crónico pélvico, síndrome de ovario poliquístico o consecuencias del embarazo— suelen estar subdiagnosticadas, subtratadas o directamente ignoradaspor los sistemas de salud, en parte porque la mayoría de los estudios clínicos se han hecho históricamente en cuerpos masculinos.
“Durante años, el sistema ha sido ciego a estas diferencias. Y cuando se ignoran, se perpetúan”, dijo Pérez durante su presentación.
Un problema de salud… y de economía
Más allá de lo clínico, el estudio también cuantifica las pérdidas económicas de esta desigualdad. Si se lograra cerrar la brecha en salud entre hombres y mujeres —es decir, que las mujeres accedieran al mismo nivel de diagnóstico, tratamiento, prevención e innovación—, la economía mundial podría ganar más de $1 billón ($1 trillion, en inglés) para el año 2040.
Esa cifra incluye ganancias en productividad, reducción de ausentismo laboral, menor carga sobre los sistemas de salud, y mejor rendimiento económico general.
“Hay un potencial inmenso, pero más importante aún, hay un costo humano que estamos normalizando hace demasiado tiempo”, advirtió Pérez.
Inversión insuficiente en salud femenina
Uno de los hallazgos más alarmantes del estudio es el bajo nivel de inversión en salud femenina. A pesar de la carga desproporcionada que enfrentan, solo el 5% de los recursos globales de investigación y desarrollo biomédico se destinan a condiciones exclusivas o más prevalentes en mujeres.
Pérez también advirtió sobre la falta de datos desglosados por sexo en muchas investigaciones clínicas, lo que reduce la calidad de la evidencia disponible y retrasa la creación de soluciones efectivas y personalizadas.
“Cuando decimos que hay una brecha de salud, también estamos hablando de una brecha de datos, de innovación, de atención, de inversión. Todo eso se traduce en vidas impactadas y oportunidades perdidas”, afirmó.
Un llamado a actuar desde todos los sectores
La sesión concluyó con una exhortación a diseñar políticas, servicios y productos con una perspectiva de género intencional. No se trata, dijo Pérez, de crear un “segmento rosa” dentro del sistema, sino de corregir fallas estructurales que afectan a la mitad de la población.
“El sistema de salud no puede ser verdaderamente efectivo si deja fuera las necesidades específicas de las mujeres”, subrayó. “Y la innovación no puede seguir pensándose como neutral cuando los datos nos demuestran que no lo es”.
El foro Innovate to Elevate Health reunió a ejecutivas, profesionales clínicas, emprendedoras y líderes del sector salud en Puerto Rico, y esta sesión marcó un momento clave en la jornada: una conversación respaldada por evidencia, que dejó claro que cerrar la brecha de salud femenina no es solo una causa justa, sino una estrategia inteligente y urgente.