La primera unidad hospitalaria y residencial para niños entre 6 y 12 años en Puerto Rico se convierte en un refugio para sanar y florecer
SAN JUAN, Puerto Rico — En respuesta a una crisis creciente de salud mental en la niñez puertorriqueña, el Hospital San Juan Capestrano ha inaugurado la primera Unidad Residencial y Hospitalaria especializada para niños entre 6 y 12 años en la Isla. Bautizada como Flor es Ser, esta nueva unidad representa un hito en la atención de salud mental infantil, al ser la única en su tipo en Puerto Rico que ofrece tanto hospitalización como cuidado residencial para esta población vulnerable.
La iniciativa, impulsada por el Sistema Hospital San Juan Capestrano, busca ofrecer servicios accesibles, innovadores y especializados. Su misión: asegurar que ningún niño quede excluido de recibir la atención necesaria, independientemente de su contexto familiar, económico o social.
“Esta es la única unidad especializada en Puerto Rico que ofrece hospitalización y cuidado residencial para una población vulnerable, que cada día va en aumento, la cual requiere servicios integrados especializados”, afirmó la licenciada Marta Rivera Plaza, principal oficial ejecutiva del Hospital San Juan Capestrano. “Cada día vemos una segmentación marcada por edad en nuestros pacientes, y esta es una de las áreas que hemos decidido atender con todos nuestros recursos”.
Una respuesta concreta a una crisis alarmante
Durante la inauguración, la directora ejecutiva presentó estadísticas que evidencian la urgencia de este proyecto:
- El 18.14% de los menores en Puerto Rico presentan una condición de salud mental diagnosticada.
- El 15.7% reporta síntomas de déficit de atención e hiperactividad.
- El 13.4% presenta síntomas de depresión mayor.
- El 8.3% ha experimentado ideación suicida.
- El 7.2% muestra síntomas clínicos de trastorno de estrés postraumático (PTSD), particularmente tras el huracán María.
- Y la ansiedad en menores se ha disparado de un 12% a un 30% en el contexto pospandemia.
Más allá de las cifras, Rivera Plaza destacó una realidad dolorosa: en la última década, 73 menores y jóvenes entre 9 y 20 años se han quitado la vida en Puerto Rico. Frente a este panorama, la falta de instituciones con servicios especializados ha dejado a muchas familias sin alternativas reales.
“Sabemos que en Puerto Rico son escasas las instituciones que ofrecen servicios especializados para la salud mental infantil”, subrayó Rivera Plaza. “Las familias enfrentan largas esperas y, en muchos casos, la desesperación de no encontrar alternativas adecuadas para sus hijos”.
Un entorno que cura: entre arte, cuidado y propósito
Flor es Ser no es solo un centro médico, es un espacio pensado para sanar en todos los niveles. El nombre simboliza la posibilidad de cada niño de crecer, florecer y reconectar con su bienestar emocional. El diseño de la unidad fue concebido para nutrir la mente y el corazón de los pacientes, con una fuerte presencia del arte como herramienta terapéutica.
Las paredes del lugar están decoradas con murales originales de la artista plástica Isadora Otaño. Naturaleza, flores y colores vibrantes invitan a la calma, la esperanza y la recuperación. Este enfoque busca ofrecer un entorno acogedor, donde cada detalle —desde la atención clínica hasta la ambientación visual— tenga un impacto positivo en la experiencia del menor.
Además de las evaluaciones psiquiátricas y psicológicas, la unidad ofrecerá terapias individuales, grupales y familiares, junto con programas de desarrollo emocional y destrezas sociales. Estas terapias se complementan con actividades recreativas, artísticas y educativas. Una de las metas clave es integrar a padres y cuidadores en el proceso, fortaleciendo así el sistema de apoyo emocional del menor desde su núcleo familiar.
“Nuestro mensaje es claro: ningún niño debe quedarse sin la ayuda que merece. Aquí encontrarán un espacio seguro, humano y adaptado a sus necesidades únicas”, concluyó Rivera Plaza.
Con la apertura de Flor es Ser, Puerto Rico da un paso significativo en la atención integral de la salud mental infantil. Más que una instalación médica, es un acto de esperanza, una promesa de futuro para quienes aún están aprendiendo a florecer.